Cualquier cosa es posible en una novela tanto a
nivel temático como formal. Es un género que puede ser histórico,
fantástico, realista, autobiográfico, soez, pomposo, barroco, erótico,
cósmico o vampírico y el autor, cuando emprende la tarea ardua de armar
una historia, tiene toda la libertad posible para hacerlo.
Eso lo ha entendido Antonio María Florez (1959),
escritor extremeño y caldense, en su novela El hombre que corría en el
parque (2021), que relata la historia de un médico español con raíces
colombianas que trabaja en Cataluña desde hace algún tiempo y vive una
apasionada historia amorosa y sexual con una joven mujer casada que solo
lo considera el "tinieblo" y rechaza o evade los avances para
establecer una relación más sólida.
El protagonista es un hombre responsable, buen
profesional, ordenado en sus asuntos económicos y domésticos, pero
inestable en sus relaciones múltiples con las mujeres que se cruzan en
su camino. Durante el transcurso de la novela vive la vida de un
divorciado solitario y ansioso de amor, por lo que experimenta una
especie de adolescencia retardada o "empedernida", como la que Antonio
María Florez evoca en su poemario Sueños eróticos de un adolescente
empedernido, publicado en 2016.
Para contar la historia usa
la forma simple del diario y la reproducción de mensajes electrónicos
intercambiados con la amante y poco a poco va construyendo un mundo en
el que nos enteramos de los problemas que se viven en la región
catalana, los conflictos provocados por el nacionalismo y el uso
político del idioma por los independentistas, así como los problemas del
sistema de salud, las luchas de los migrantes de diversas
nacionalidades, negros, chinos, paquistaníes, moros, rumanos, latinos y
la vida cotidiana en una España que vive la crisis financiera mundial
que sacudió al mundo en 2008.
El médico, que es además lector y amante del cine y
las actividades culturales, va desgranado poco a poco en su diario sus
lecturas y las visualizaciones de películas en los cines de la región y
reproduce citas de diferentes autores, especialmente aquellas
relacionadas con el asunto de escribir novelas autobiográficas a través
del uso de diarios o correspondencia electrónica o en papel. Cita en una de sus entradas diarísticas a Philip Roth, cuando en su Autobiografía de un
novelista señala que "para mi, como para la mayor parte de los novelistas,
todo suceso auténticamente imaginario empieza por abajo, en los hechos,
en lo específico, no en lo filosófico, ni en lo ideológico, ni en lo
abstracto".
Es pues una novela que a la vez reflexiona sobre sus propias opciones formales, desde la distancia con el texto, hallado por un conocido latinoamericano del médico, Jorge Menacho, en una memoria USB extraviada en el parque que solía frecuentar para correr y jugar fútbol y básquet.
Después de la misteriosa desaparición del médico
protagonista, quien tiene hermanas en España y un hijo, así como varias
mujeres con las que ha tenido relaciones en el pasado, según se colige
de la lectura del documento, el inmigrante boliviano lo busca
infructuosamente y al final deposita el documento en una biblioteca,
cuyo director la pasa a un editor y así accedemos a él.
Publicada por la Editorial Regional de Extremadura
en una bella y cuidada edición, la novela de Flórez funciona con toda
libertad, pero además es una narración que podría incluirse también en
el género erótico, ya que a lo largo de las 329 páginas presenciamos con
detalle los retozos del protagonista con su amada Carolina y otras de
sus novias, descritos de manera notable.
Las novelas son documentos de vida, bitácoras de
época, miradas a la realidad o a lo oculto. Necesitan unidad de espacio,
de tiempo, geografías, lugares cotidianos, parques, ramblas,
estacionamientos, gasolinerías, carnicerías, supermercados, estadios,
restaurantes, bares, oficinas. También en ellas vibran los conflictos
políticos, familiares, empresariales, escolares y sociales, y figuran
presidentes, monarcas, ministros, delincuentes, estrellas deportivas,
musicales o cinematográficas.
El artefacto novelístico de Flórez es en ese sentido
logrado porque fue escrito con la soltura de quien experimenta y busca
relatar por caminos nuevos, no trillados, lejos de los corsés que a
veces malogran muchas novelas en el ámbito hispanoamericano. Se inscribe
en una larga tradición de los manuscritos hallados en la historia de la
novela. En todos los siglos los escritores hemos recurrido a ese
artilugio para abrir ventanas al mundo. Y Flórez, poeta, ensayista,
narrador, nos abre una época vital de la España contemporánea a inicios
del siglo XXI con sus vasos comunicantes de la lejana ultramar.
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Publicado en La Patria. Manizales. Colombia. Domingo 19 de junio de 2022.